Cuando ocurre una incidencia en la empresa, la tendencia natural es ir directo a la solución.
Pero en Kaizen sabemos que la clave está en recoger toda la información primero.
Estas son las 8 preguntas iniciales que ayudan a transformar un problema en una oportunidad de mejora:
1. ¿Qué pasó exactamente?
No sirve un “la máquina falló”. Hay que describir el hecho con detalle.
Ejemplo: “La prensa hidráulica se detuvo a mitad de ciclo por una fuga de aceite en el cilindro principal”.
2. ¿A quién le pasó?
Identificar la persona o el equipo implicado ayuda a comprender la perspectiva del problema.
Ejemplo: “El operario de turno de noche detectó la fuga y tuvo que detener la máquina”.
3. ¿Dónde ocurrió?
El contexto físico importa: línea, área, equipo específico.
Ejemplo: “Línea de estampación nº 2, máquina prensa hidráulica modelo X”.
4. ¿Cuándo sucedió?
La variable tiempo es clave para detectar patrones.
Ejemplo: “Ocurrió el lunes a las 23:15h, durante el turno de noche”.
5. ¿Cómo se actuó en el momento?
Saber la reacción inmediata ayuda a evaluar la eficacia de la respuesta.
Ejemplo: “El operario paró la máquina, aplicó absorbente para contener el derrame y notificó al supervisor”.
6. ¿Existía un procedimiento definido?
Si existe, se evalúa su claridad. Si no, ya hemos detectado un gap.
Ejemplo: “Sí, el procedimiento de emergencia indica detener la máquina y reportar al responsable de mantenimiento”.
7. ¿Se siguió el procedimiento?
No basta con tenerlo, hay que verificar si se aplicó correctamente.
Ejemplo: “Sí, el operario actuó conforme al procedimiento, pero la reposición de aceite no estaba detallada en el estándar”.
8. ¿Qué consecuencias tuvo?
Permite dimensionar el impacto real.
Ejemplo: “Se perdió una hora de producción, se desperdiciaron 200 kg de material y hubo riesgo de accidente por resbalón”.
¿Por qué este análisis inicial es tan importante?
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Evita interpretaciones y suposiciones.
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Facilita identificar la causa raíz.
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Asegura que las soluciones sean efectivas y sostenibles.
FAQ sobre análisis de problemas Kaizen
1. ¿Por qué dedicar tanto tiempo a preguntar antes de resolver?
Porque el análisis profundo evita que el mismo problema vuelva a repetirse. Invertir en entender es ahorrar en el futuro.
2. ¿Qué hacer si la presión del día a día exige soluciones rápidas?
Se pueden tomar medidas temporales, pero siempre debe abrirse en paralelo un análisis de causa raíz.
3. ¿Qué pasa si el problema es humano y no técnico?
Las preguntas siguen siendo válidas. Muchas veces revelan brechas de formación, de comunicación o de disciplina en los procesos.
4. ¿Cómo convertir estas preguntas en hábito?
Incorporándolas en reuniones de producción, en reportes de incidencias y en dinámicas de mejora continua. Con el tiempo, el equipo las hará de forma natural.
Conclusión
Un problema no se resuelve con rapidez, se resuelve con método.
Hacer las preguntas correctas es el primer paso para la mejora continua.