Uno de los errores más comunes —y costosos— en la implantación de un proyecto 5S es la falta de implicación de la alta dirección. Cuando el orden, la limpieza y la estandarización se perciben como “algo de operarios” o “solo para producción”, el proyecto nace cojo. Las 5S no son una acción estética ni una actividad puntual: son una filosofía de mejora continua que solo puede sostenerse si cuenta con un liderazgo claro y comprometido.
En este artículo analizamos por qué la implicación de la dirección es clave, qué pasa cuando falta y cómo lograr que el proyecto 5S se entienda como una apuesta estratégica y no solo como un gesto superficial.
¿Qué ocurre cuando la dirección no lidera el cambio?
Cuando la dirección no está presente ni respalda visiblemente un proyecto 5S, el mensaje que se transmite al equipo es claro: “esto no es importante”. Algunas consecuencias frecuentes de esta falta de implicación son:
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Desmotivación del equipo motor, que se esfuerza sin sentir respaldo.
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Falta de continuidad: lo que se mejora, se pierde con el tiempo.
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Iniciativas aisladas en algunas áreas, pero sin coherencia global.
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Escasa asignación de recursos, tanto humanos como materiales.
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Incapacidad para resolver resistencias internas, porque falta autoridad visible que respalde el proyecto.
En resumen: sin apoyo desde arriba, las 5S se quedan en buenas intenciones.
Las 5S son una estrategia, no una actividad
Aunque las 5S comienzan con acciones sencillas (eliminar lo innecesario, ordenar, limpiar…), sus implicaciones son profundas. Aplicarlas correctamente significa transformar la forma de pensar, de actuar y de relacionarse en el entorno de trabajo. Es un cambio cultural.
Y ningún cambio cultural puede sostenerse solo desde abajo. Necesita que la dirección lidere, escuche, valore y participe.
¿Cómo puede apoyar la dirección una implantación 5S?
1. Dar legitimidad al proyecto
El primer paso es comunicar con claridad que el proyecto forma parte de la estrategia de la empresa. Un correo, una reunión, una visita al área: pequeños gestos con gran impacto.
2. Asignar tiempo y recursos
No se puede pedir orden sin tiempo para ordenar. La dirección debe facilitar momentos para las actividades 5S y dotar de los medios necesarios: contenedores, señalización, apps, formaciones…
3. Estar presente
Visitar el “gemba”, interesarse por los avances, celebrar mejoras… La presencia del liderazgo refuerza la motivación del equipo y legitima el esfuerzo.
4. Pedir resultados y rendición de cuentas
El seguimiento es clave. Si la dirección no pregunta ni exige indicadores, el mensaje es: “nos da igual”. Las 5S necesitan KPIs claros y reuniones de seguimiento.
5. Reconocer los logros
Un reconocimiento público, una mención en una reunión, una felicitación personal… El liderazgo transforma el reconocimiento en cultura.
Casos reales: cuando la dirección se compromete
En proyectos donde la dirección ha liderado activamente, los resultados han sido más sólidos y sostenibles:
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Una empresa industrial consiguió reducir en un 60% los tiempos de búsqueda de herramientas cuando el director general asignó un día entero al orden y participó junto al equipo.
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En una oficina administrativa, el responsable de área se implicó en la digitalización del archivo y lideró la implantación de checklists. Hoy mantienen el 100% de cumplimiento en sus rutinas 5S.
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En una empresa de servicios, la CEO inauguró cada sesión de formación 5S con un mensaje estratégico. El mensaje fue claro: esto es prioridad para todos.
Conclusión: el liderazgo es el pilar de cualquier mejora
Las 5S pueden comenzar desde cualquier punto, pero solo se consolidan con un liderazgo claro. Cuando la dirección apoya, participa y acompaña, el equipo lo percibe. El compromiso crece, las acciones se mantienen y la mejora continua se convierte en cultura.
¿Quieres que las 5S funcionen de verdad?
Entonces, empieza por arriba. Porque el orden comienza por el ejemplo.
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